Reflexiones desde la cueva
Los genios del mal como yo, de vez en cuando tenemos que recluirnos en algún paraje inhóspito para reflexionar sobre la vida en general y sobre algunas dudas existenciales en particular.
Hoy desde mi retiro espiritual en la antigua Yugoslavia me ha dado por pensar en ese genio de la astrofísica Stephen Howkins, sí, ese señor que va en una silla de ruedas que habla… Desde luego, este hombre es digno de ser uno de nuestros aspronautas de honor, en primer lugar por su extenso conocimiento del universo, y en segundo por ser un aspronao en toda regla. Y digo lo de aspronao porque no será tan listo cuando en vez de orientar su inteligencia superdotada a buscar un remedio, vacuna, apaño, o lo que sea para su enfermedad, le ha dado por investigar los misterios del tiempo y del origen del universo y por ser una estrella mediática con esa cara que tiene. Y ustedes pensarán que cómo se puede ser tan cruel, pues parecen lelos, ya les he dicho que soy un genio del mal, y eso es lo que hacemos los malvados en toda regla: faltarnos y reírnos de forma escandalosamente alta para que quede puto claro lo malos que somos.
Jaaaaa jaaaa jaaaaaaa JAAAA JAAAA JAAA, se reía el malvado.
Pues bien, ayer tuve una experiencia trascendente, estaba en mi cueva cuando llamaron a la puerta al grito de “ábrete sésamo” y apareció ante mi una cara vagamente conocida. “Yeeee Geniuuuusss” me dice el pavo, y yo de la forma más hostil le pregunté que quién cojones era. Y me dice el tío que no era otro más que el zombi de Cristo, “El fombi de cristo?” dije yo, que no pronuncio la Z, y él venga a corregirme diciendo que el fombi no, que el zombi, y así estuvimos un buen rato hasta que comprendió que ambos estábamos diciendo lo mismo.
Hoy desde mi retiro espiritual en la antigua Yugoslavia me ha dado por pensar en ese genio de la astrofísica Stephen Howkins, sí, ese señor que va en una silla de ruedas que habla… Desde luego, este hombre es digno de ser uno de nuestros aspronautas de honor, en primer lugar por su extenso conocimiento del universo, y en segundo por ser un aspronao en toda regla. Y digo lo de aspronao porque no será tan listo cuando en vez de orientar su inteligencia superdotada a buscar un remedio, vacuna, apaño, o lo que sea para su enfermedad, le ha dado por investigar los misterios del tiempo y del origen del universo y por ser una estrella mediática con esa cara que tiene. Y ustedes pensarán que cómo se puede ser tan cruel, pues parecen lelos, ya les he dicho que soy un genio del mal, y eso es lo que hacemos los malvados en toda regla: faltarnos y reírnos de forma escandalosamente alta para que quede puto claro lo malos que somos.
Jaaaaa jaaaa jaaaaaaa JAAAA JAAAA JAAA, se reía el malvado.
Pues bien, ayer tuve una experiencia trascendente, estaba en mi cueva cuando llamaron a la puerta al grito de “ábrete sésamo” y apareció ante mi una cara vagamente conocida. “Yeeee Geniuuuusss” me dice el pavo, y yo de la forma más hostil le pregunté que quién cojones era. Y me dice el tío que no era otro más que el zombi de Cristo, “El fombi de cristo?” dije yo, que no pronuncio la Z, y él venga a corregirme diciendo que el fombi no, que el zombi, y así estuvimos un buen rato hasta que comprendió que ambos estábamos diciendo lo mismo.
El caso es que el jesu, como le llaman entre sus coleguis, estaba bastante enfadado porque cuando resucitó al tercer día y se piró de parranda lejos de la familia (según cuenta, su madre, la Mari, era una mujer bastante dictatorial con el tema de dejar los calzones tirados por cualquier lado), se le olvidó patentar su historia, y ahora claro, no cobra ni un solo royalty por derechos de autor cuando le plagian descaradamente en las pelis de fombis, perdón, zombis. Y es por eso que se dirigió a mí, para vengarse salvajemente de la industria de Hollywood y para desquitarse de la fama esa que tiene de jipi pacifista. Yo le pregunté que cómo me había encontrado, “son las ventajas de ser tres en uno y del don de la ubicuidad y tal” contestó él lacónicamente. El caso es que yo le dije que sintiéndolo mucho yo trabajo en solitario y que por mas fombi de Cristo que fuera, que ahora estaba muy ocupado intentando dominar el mundo como para meterme en interminables pleitos con los magnates de Hollywood. El Jesu no se quedó muy satisfecho y me amenazó con hacerme leproso de un manotazo, idea que me satisfizo sobremanera de tal forma que no la llevó a cabo y, por tanto no podré ir por ahí tirando trocitos de escroto a mis fans.
Sin embargo, el afán maquiavélico del Jesu me emocionó tanto que quise resarcirle de mi negativa y le recomendé que se presentara al casting de pelo pantén, porque tiene unas puntas perfectas y un brillo natural en el pelo que muchos quisieran; y parece que la idea le agradó tanto que posiblemente en breve veamos al mismísimo fombi de Cristo haciendo anuncios de champú. Que suerte la suya.