viernes, septiembre 29, 2006

Por qué no es recomendable dormitar en los parques públicos de los balcanes.


Justo al lado de mi cueva hay un bar. El bar tiene un nombre que no voy a mencionar, no porque no quiera sino porque tiene un nombre impronunciable e inescribible, por lo menos para mi, que no tengo frenillo en la lengua y que tengo munyones sangrantes en vez de dedos. El caso es que este bar es un antro de perversión intelectual en toda regla. Esta manyana sin ir más lejos me he animado a echarme un lingotazo de ron manyanero y me encuentro con que el camarero estaba disertando sobre el precio de la vivienda con un cliente. “Hay que ver como se está poniendo todo de caro, esto es insufrible”. Yo me he reido con gusto en su cara, (me he acercado, he puesto mi boca a una micra de su nariz y me he reido a carcajadas y de forma sonora, literalmente en su puta cara). Después el hipersupceptible camarero me ha estampado en la cabeza una botella de conag que por algún motivo que desconozco, en vez de romperse se ha girado sobre sí misma y ha escupido sobre el irritado camarero su delicioso néctar. Mientras se frotaba los ojos doloridos y me gritaba que era un un bastardo hijodeputa (yo, no él, creo) yo he aprovechado para sacrme el pene y agitarlo de un lado a otro como un péndulo m ientras corría en círculos por todo el bar gritando “si la vivienda está cara no compres puto aspronao y verás como si nadie compra, por cojones bajará de precio” y “mi pene oscila sin dar crédito a la ley de la gravedad, alabadlo cabronesss!!!!” en ese momento un taburete ha saludado a mi macrocefálica cabeza dándole una sonora ostiacina y yo he aparecido horas después en un parque cercano con dolor de cabeza y de espalda . Espalda??? Sí amiguitos, cuando me he oscultado las lorzas de los lomos me he visto una gran cicatriz a la altura del rinyón. Algún degenerado había aprovechado mi momento de inconsciencia para fangarme un órgano en apariencia vital y para después escupirme en la boca, cosa que detesto desde la infancia*. A pesar de ello tengo que decir que desde que me falta un órgano, me siento como más vital, no sé, como más yo mismo, así que he tomado la determinación de mutilarme y amputarme todos mis órganos y miembros corporales superfluos y no imprescindibles para mi supervivencia, para ser más fiel a mis creencias de no apego a las cosas materiales. El camino de la iluminación se abre ante mi.

(Ver M.A: La verdadera historia de Genius Milenius)

Nota al pié: la semana que viene me voy a recluir en mi cueva a mutilarme por lo que durante 7 días no creo que escriba en este rincón de conocimiento aspronauta. Mis fans pueden contactar conmigo vía telepatía cuando así lo quieran. Espero que Sir Walter se apiade de esta web y no la deje huérfana por una semana.

5 comentarios:

  1. Te echaremos de menos Genius. Lo siento, pero tus desgracias son la razón de que me descojone con serio peligro de infarto de miocardio a diario. No olvides sacarte unas pelillas vendiendo tus órganos en el mercado negro del Este de Europa.

    ResponderEliminar
  2. Qué curioso, el otro día me pasó exactamente lo mismo...

    Debe ser cosa de los manchegos...

    ResponderEliminar
  3. Joer tio, es EL MEJOR POST QUE HE LEIDO EN MUCHISIMO TIEMPO.

    OLE, OLE Y OLE.

    Por cierto? has leido a E. Mendoza? me has dado un regustillo a mi escritor favorito...

    Mira que flores te tiro jejeje

    ResponderEliminar
  4. Anónimo3:41 a. m.

    Dios ¡¿A tí también te ha pasado?!

    Creo que esto ya se está convirtiendo en una epidemia, "la gripe del camarero" creo que la llaman.

    Estos camareros... que no sirven para nada...

    P.D. Esperando que LeRTo me de una buena tunda, del tipo que sea, pero buena ^^

    ResponderEliminar
  5. Menos masl que llegaste sano y salvo, amantísimo

    ResponderEliminar